La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
. COMIENZO .
. CONTENIDO .
. PRÓXIMA SEC. .
. COMENTARIO .
. CONTACTENOS .
... DONAR ...
.. COMPRAR ..
Indice
Autor
Nuestra Ciudadanía
Copyright 2012 por Raul E. Lopez, MD, MDiv

Aunque vivimos en una islita, Dios, como si fuera desde cielo nos dio un regalo importante. Este regalo es una porción en la parte más productiva del continente Norte Americano, el que ocupa los Estados Unidos. Este regalo nos cayó de la nada en la forma de la ciudadanía Estadounidense. Muchos piensan que la parte más importante de la ciudadanía Estadounidense son las ayudas económicas asociadas con esa ciudadanía. Sin embargo, la parte más importante es el acceso que nos da al continente Norte Americano. Aunque nuestra isla es como un paraíso, aún un palacio se puede convertir en una prisión si uno nunca puede salir de él. Este acceso al continente Norte Americano nos brinda oportunidades. Oportunidad para estudiar, para trabajar, para negociar y para divertirnos. También nos da acceso al mundo entero, ya que la mayoría de los países del mundo aceptan el pasaporte Estadounidense. Dios nos preparó para grandes cosas dándonos la ciudadanía Estadounidense.

Esta ciudadanía es algo permanente que no se nos puede quitar aún si Puerto Rico obtiene su soberanía. Nuestro pueblo está demasiado entrelazado con el de los Estados Unidos para que se nos pueda quitar la ciudadanía. Sería una amputación demasiado brutal. Por ejemplo, no nos puede quitar la ciudadanía por residir en la isla al declararse independiente porque muchos gringos anglo sajones también viven en la isla y no por estar aquí en ese momento por vacaciones, trabajo o estudio quiere decir que fuesen a perder su ciudadanía. No se nos puede quitar simplemente por haber nacido en Puerto Rico ya que muchos Puertorriqueños nacidos en Puerto Rico residen en los Estados Unidos con todos los derechos que brinda esa ciudadanía. Como cualquier estadounidense, ellos tienen el derecho de viajar el mundo en busca de educación, trabajo o placer y no porque estén residiendo en Puerto Rico cuando este se hiciese independiente quiere decir que tienen que perder su ciudadanía. No hay forma de distinguirnos de los otros ciudadanos Estadounidenses para quitarnos esa ciudadanía.

Lo que en teoría podría ser más difícil es poder pasarles esa ciudadanía a nuestros hijos nacidos en Puerto Rico. Sin embargo, hay muchos Estadounidenses que residen en otros países, inclusive ciudadanos naturalizados (o sea que antes tenían otra ciudadanía y la cambiaron) y les nacen hijos en esos países, aún en países como Irán que no tienen relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, y estos pueden peticionar la ciudadanía Estadounidense sin ningún problema. Yo sé esto porque tengo parientes Iraníes que han hecho esto mismo. Por lo tanto, tampoco sería posible negarles la ciudadanía a nuestros hijos sin restringirles el derecho a la ciudadanía a los hijos de todos los estadounidenses.

Lo único que podrían hacer en teoría es quitarle la ciudadanía a alguien que ocupe un puesto electo alto en el gobierno de un Puerto Rico independiente, ya que serían oficiales de un país foráneo. Aún así, eso no sería muy fácil, excepto quizás en el caso del presidente de la Federación Jibaricua. Obviamente, también es posible que una persona entregue voluntariamente la ciudadanía Estadounidense a cambio de la ciudadanía Puertorriqueña, algo que ya hoy en día han hecho algunos Puertorriqueños. Estos y sus descendientes perderían la ciudadanía Estadounidense voluntariamente y permanentemente.

La mayoría de los Puertorriqueños, sabiamente, tratarían de mantener su ciudadanía Estadounidense. Por lo tanto, un Puerto Rico autónomo tendría que incluir una clausula en su constitución que le garantizara a todo ciudadano Estadounidense que resida en la isla los mismo derechos que se les brinda a los quieran ser ciudadanos Puertorriqueños. Cualquier estadounidense que ponga pie en la isla se consideraría ser tan Puertorriqueño como el que nunca salió de la isla. Esto incluye el derecho al voto y a participar en el gobierno. Esto no sería una ciudadanía doble, ya que el ciudadano Estadounidense no tendría ciudadanía Puertorriqueña. Su pasaporte sería el de los Estados Unidos. Simplemente, la constitución Puertorriqueña le daría derechos iguales a ambos ciudadanos, a los ciudadanos Puertorriqueños y a los ciudadanos Estadounidenses. Seríamos un país autónomo lleno de estadounidenses. Si quisiéramos, también le podríamos dar los mismos derechos a los ciudadanos Españoles, ya que en cierto sentido los Estados Unidos es nuestro padre pero España es nuestra madre. De esa forma, en la Federación Jibaricua los puertorriqueños, estadounidenses y españoles serían todos residentes con derechos indistinguibles.

Además, como habría movimiento constante de personas entre Puerto Rico y los Estados Unidos, y siempre habrán millones de Puertorriqueños viviendo en los Estados Unidos con derecho al voto estatal, estos votos servirían como una representación para nuestra isla, en caso que la necesitáramos, de la misma forma que el voto Judío protege al estado de Israel.

comienzo de la página