La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
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La Llegada del Imperio
Copyright 2012 por Raul E. Lopez, MD, MDiv


Roma en un tiempo era una república. No era una democracia perfecta, pero el poder recaía no sobre un solo individuo sino sobre un grupo de individuos denominado el Senado. Los senadores representaban las familias adineradas de la república. También había otros oficiales, llamados Tribunos, quienes servían como representantes directos del pueblo. Sin embargo, esta república relativamente justa, de ciudadanos libres, fue conquistando a los otros pueblos del Mediterráneo usando la escusa de defensa propia. Estos pueblos no fueron anexados a la república con todos los derechos que corresponden a ciudadanos libres, sino que se les sometió a gobierno militar. De esta forma la República Romana fue creando el imperio Romano para los no Romanos, mientras que ellos gozaban de las libertades de la República. Por muchos años el Imperio, el cual se iba expandiendo, estaba sujeto a la relativamente más pequeña República. Esta situación es inestable, el Presidente Norte Americano Abraham Lincoln enfatizó que un país no puede existir mitad libre y mitad esclavo, por eso ese presidente prosiguió la guerra civil Norte Americana.

Cuando uno de los Gobernadores militares de una de las provincias del imperio, llamado Julio Cesar, gobernador de lo que hoy es Francia, decidió marcharse a Roma para tomarla, el Imperio tomó un paso definitivo por acabar con la República y hacerse el señor de ella. Después de varias décadas de transición, inestabilidad y guerra civil, el Imperio salió victorioso y la República básicamente desapareció. El primer líder de este imperio victorioso fue Octavio, quien cambió su nombre a Augusto Cesar. Unos de sus primeros actos fue tomar pasos para levantar fondos para sostener a este imperio. Para eso era necesario hacer un censo para determinar con cuantos sujetos contaba el Imperio a lo largo de su extensión. Es interesante que durante este censo naciera el verdadero y justo emperador del mundo, Jesucristo.

De esta misma forma, los Estados Unidos de América, la República Federada y Democrática Norte Americana, va creando el Imperio Americano a través de órganos como la Organización de Naciones Unidas. Fíjense que ningún ciudadano elije a los oficiales y embajadores que sirven en esa organización. Los representantes a las Naciones Unidas son seleccionados por el gobierno de cada nación. Uno de los puntos claves de expansión del imperio en nuestros tiempos ha sido la guerra en Iraq. En esta guerra Nueva York y Bagdad se pelean, dos Babilonias en guerra la una con la otra. Eventualmente ambas se conquistarán el uno al otro y se unirán. Esto no quiere decir que la guerra en Iraq no tiene ninguna justificación. Saddam Hussein era una amenaza a la humanidad. Sin embargo, de entre muchas posibles soluciones se escogió la que mas expande el imperio. Lo mismo ocurrió con el imperio Romano, siempre justificaron la expansión con la excusa de la defensa de la Republica.

Puerto Rico está íntimamente ligado a las tres Babilonias y busca su salvación en ellas. Es un territorio de los Estados Unidos, lo cual lo hace parte del Imperio Americano pero no de la Republica, aun cuando sus habitantes son ciudadanos de esa nación. Gran parte de los que han emigrado de la isla han ido a parar en Nueva York, que vimos es un candidato para la Babilonia Norte Americana. En adición a esto muchos Puertorriqueños comulgan con la Iglesia Católica Romana cuya sede se encuentra en Roma, la ciudad que mas cercanamente reunía los requisitos de ser Babilonia cuando Juan escribió su profecía. Finalmente, muchos de nuestros jóvenes han estado peleando en Iraq, cuya capital colinda con las ruinas de la antigua Babilonia.

Estamos íntimamente asociados con tres ciudades que algún día no muy distante vendrán a ser instrumentos de opresión. El imperio mundial de los últimos días tendrá un poder absoluto, limitará drásticamente la libertad de sus sujetos y tratará de exterminar al Cristianismo y al Judaísmo implantando una religión falsa. Sin embargo, la Biblia implica que si nos preparamos y resistimos al imperio cuando todavía está en su forma inmadura, y creamos una alternativa, el imperio no cobrará fuerza durante nuestras vidas. El imperio no se creará usando fuerza militar, sino, usando diplomacia. Fíjense que Juan describe al Anticristo como alguien que tiene un arco pero no flechas. "Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer." (Apocalipsis 6:2). Si no nos dejamos comer el cerebro el imperio no nos puede conquistar. El imperio llegará cuando no haya nadie que lo resista.

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