La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
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Capítulo 13
El Nacionalismo Bíblico

Copyright 2012 por Raul E. Lopez, MD, MDiv

Una consecuencia del principio de la descentralización del poder humano es el nacionalismo Bíblico. La Biblia apoya la idea que las personas alcanzan su mayor contentamiento cuando viven en naciones de tamaño mediano donde la mayoría de las personas son parecidas a ellas en raza (o sea antecedencia común), cultura, e idioma. El propósito más importante de esta división es motivar al hombre a buscar de Dios. "Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros." (Hechos 17:26-27). Dios quiere que el mundo se componga de naciones soberanas que compitan y mercadeen las unas con las otras en una forma pacífica.

El antítesis del nacionalismo es el imperialismo. Dios destruyó el primer intento de establecer un gobierno mundial y advierte que cuando esta idea por fin de fruto en un imperio mundial final, el resultado va a ser siete años de calamidad económica y política y persecución religiosa como jamás se ha visto en la historia. Dios les dijo a los hijos de Noé que se regasen a través del mundo entero. "Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra." (Génesis 9:1b). Sin embargo, la mayoría de la humanidad no obedeció a Dios, sino que se quedaron todos juntos y se dedicaron a establecer un gobierno mundial y una religión falsa. Como castigo Dios confundió los idiomas y causó que se regasen a través de toda la tierra como El les mandó originalmente.

1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra. (Génesis 11:1-9)

El plan original de Dios es que El mundo fuese dividido en países que consistían de los descendientes de unos de los nietos o bisnietos de nuestro padre Noé. En el capítulo 10 de Génesis se mencionan aproximadamente 70 descendientes Noé. La mayoría de estos se mencionan como los padres de sus respectivas naciones.

1 Estas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio. 2 Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 3 Los hijos de Gomer: Askenaz, Rifat y Togarma. 4 Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim. 5 De éstos se poblaron las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones. (Génesis 10:1-5).

Etc. (Más hijos de Noé se mencionan).

32 Estas son las familias de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones; y de éstos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio. (Génesis 10:32).

Es instructivo mencionar que Dios también le asignó territorio a los hijos de Abraham y Lot (Deuteronomio 2:4-9), y que después dividió al pueblo de Israel en doce tribus. Cada una de estas tribus descendía de un hijo de Jacob. Por lo tanto, al principio cada familia recibía un territorio y con el tiempo llenaba el territorio, de manera que después de algún tiempo, la mayoría de las personas que vivían en ese territorio eran descendientes de esa familia original. Sin embargo, al pasar los años ha habido mucha mezcla racial y estos pasajes no se deben interpretar de forma que promueva la idea de una pureza racial.

No obstante, aún naciones racialmente mezcladas como la Puertorriqueña provenimos en nuestra mayoría de un grupo pequeño de emigrantes fundadores cuya sangre, todos compartimos. Por ejemplo puede ser que esos fundadores representaran varias razas, la europea, la indígena y la africana, pero representan una población limitada dentro de esas razas. Por ejemplo, los europeos que vinieron a Puerto Rico, en su mayoría eran del sur de España y de las costas o islas Mediterránea de otros países Europeos. Aunque hay muchos Puertorriqueños blancos, hay pocos Puertorriqueños de apellidos rusos o Escandinavo o que tengan pelo rubio y ojos azules.

Uno puede ver que muchos Puertorriqueños comparten los mismos apellidos, porque algunas familias vinieron bien temprano y su descendencia predominó en la isla. Los africanos que vinieron a Puerto Rico vinieron mucho antes que los africanos que fueron a Norte América y a las islas inglesas y francesas. Por esta razón los que vinieron a nuestra isla provenían de otras partes del África que los que vinieron mas tarde a Norte América. Los Taínos eran distintos a los Aztecas o a los Incas de Sur América o a los cheroquíes de Norte América. Probablemente fueron unas pocas familias indígenas, quizás ya emparentadas entre sí, que llegaron en sus canoas siglos antes de llegar los españoles y se regaron por la isla mezclándose con tribus ya establecidas que quizás también descendían de unas pocas familias. Somos pocos los que compartimos sangre China o Japonesa o Hindúa, por ejemplo.

No solo provenimos de una variedad limitada de fundadores, el Puertorriqueño promedio combina rasgos de estos fundadores en ciertas proporciones. Tendemos hacia una mezcla que nos hace parecer algo como las personas del medio oriente. Son pocos los que tienen rasgos indígenas o africanos puros. Aún los que parecen tener rasgos predominantemente Europeos están salpicados con rasgos de las otras dos rasas para darles sabor boricua. Si uno compara al boricua blanco con el español, el francés o el italiano, se dará cuenta que tenemos nuestra propia versión de la raza blanca.

Nada de esto tiene implicaciones racistas. Hay muchas personas en Puerto Rico que se salen del promedio, y personas de otras culturas y otras rasas siempre serán bienvenidas a nuestra isla. Su sangre y su cultura y sus destrezas se añadirán gradualmente a la nuestra. Sin embargo, es un hecho que Dios, a través de los años trajo a un grupo relativamente pequeño de familias a esta isla y se la dio por heredad. Es nuestra herencia y la tenemos que cuidar. No hay otro sitio en el mundo donde personas parecidas a nosotros están en la mayoría. Si perdemos nuestra isla, como los Hawaianos perdieron la suya, estaremos condenados a ser minorías perpetuas y nuestra mezcla peculiar eventualmente desaparecerá.

Además de nuestra mezcla racial hablamos el Español, un idioma que compartimos con más o menos el 15% de la población del mundo. Vimos que Dios usó los idiomas para crear una separación entre las naciones. Cada idioma tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Las palabras en inglés, por ejemplo, tienden a tener una connotación más exacta que algunos otros idiomas. Esto quiere decir que el significado de sus palabras a veces son más precisos que en otros idiomas. Sin embargo, las palabras en el español tienen más variedad de denotación. La denotación es el contenido emocional o el colorido de la palabra. El inglés viene de la mente mientras que el español viene del alma.

El rey Carlos I, el primer rey de España, nieto de Fernando e Isabel, los reyes católicos, era erudito en varios idiomas. Según Girolamo Fabrizi d'Acquapendente's 1601 en su obra De Locutione, el rey acostumbraba decir que "si era necesario hablar con Dios, hablaría en español, porque este idioma se presta por la gravedad y majestad de los españoles; si con amigos, en italiano porque el dialecto de los italianos es uno de familiaridad; si es para encariñar a alguien, en francés, porque ninguno es más tierno que este; y si hay que amenazar o hablarle ásperamente a alguien, en alemán, porque toda su lengua es amenazante, áspera y vehemente." (http:// en.wikiquote.org/wiki/Charles_V,_Holy_Roman_Emperor). Otra versión lo cita diciendo "Hablo el español con Dios, el italiano con las mujeres, el francés con los hombres y el alemán con mi caballo." (http://es.wikiquote.org/wiki/Carlos_I_de_Espa%C3%B1a).

El idioma Español define como pensamos y sentimos y ayuda a determinar quiénes somos como Puertorriqueños. No hay nada malo con los otros idiomas, pero el mundo sería más monótono si todos hablaran el mismo idioma, y si perdiéramos nuestro idioma natal seríamos otra gente y no el boricua que somos ahora.

Como dijimos anteriormente, muchos de los Puertorriqueños que creen en la estadidad creen en ella porque piensan sinceramente que ser parte de un país más grande nos brinda más oportunidades. Sin embargo, hay muchos que creen en la estadidad porque quieren más mantengo. Estos están dispuestos a vender su patrimonio por un pedazo de pan como lo hizo Esaú.

29 Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, 30 dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. 31 Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. 32 Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? 33 Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. 34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura. (Génesis 25:29-34)

Asociado con la primogenitura estaba el derecho de heredar la mayor parte de los bienes de su padre. Esaú estuvo dispuesto a vender este derecho por un plato de sopa. Temo que hay algunos Puertorriqueños que están dispuestos a vender el derecho a controlar los recursos de nuestra isla por unos tristes cupones de alimento. O sea, como Esaú, están vendiendo su primogenitura por un plato de sopa. El autor del libro de los Hebreos llamo esta actitud una actitud profana. "No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas." (Hebreos 12:16-17). Cuando Esaú se dio cuenta de su error, ya era muy tarde para corregirlo. Así mismo, es posible que después de convertirnos en estado nos demos cuentas que hemos venido a ser una minoría en nuestro propio país y entonces será muy tarde.

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